15/5/12

"Acabé sufriendo el síndrome de Ulises"

Un puesto en la Embajada de España llevó a este bañezano hasta Panamá y Venezuela, pero su periplo por el mundo no se quedó ahí. Una larga lista de países y culturas llenan la mochila de su vida.


Según nos cuenta Sonia Vidal en el Diario de León, José Manuel Fernández de Mata nació en La Bañeza hace 69 años y él mismo se autodefine como «inquieto por naturaleza». «Quizás por eso he trabajado en tantos sitios y de tantas cosas», confiesa.

Aunque fue relativamente tarde cuando este bañezano, hoy en día ya prejubilado, comenzó su periplo por el mundo —marchó a vivir al extranjero a los 60 años—, ha sido tiempo suficiente para recorrer una extensa lista de países, como Alemania, China, Taiwán, Cuba, Colombia, Venezuela o Panamá.

José Manuel estudió varias oposiciones con las que consiguió puestos en los ministerios de Industria, Turismo, Economía o Comercio, además de dar clases de Economía Política en la Universidad. Pero fue en calidad de consejero económico y comercial de la Embajada de España como fue destinado a Venezuela y Panamá. De sus años allí recuerda con especial hincapié cuando «en Venezuela en 1999 se produjo la tragedia de los deslaves —corrimientos de tierras e inundaciones— que dejaron decenas de miles de muertos en el país. La noche previa a la catástrofe le escribía un correo a uno de mis hijos diciéndole que jamás había visto llover tanto. Así pasó casi una semana hasta que los torrentes de agua de densidad y fuerza increíbles arrancaron de las entrañas de la montaña piedras del tamaño de casas, que rodaron arrasando todo lo que encontraban a su paso», relata nuestro bañezano. «Vi fotografías que mostraban manchas en el mar formadas por cadáveres arracimados de la pobre gente», recuerda acongojado.

Volcados hacia el futuro

Respecto a los sueldos y el nivel de vida en general, José Manuel asegura que son bastante más bajos en estos países. «La renta per cápita es de entre 9.000 y 12.000 dólares, aunque con una distribución extremadamente desigual —comenta—. Estas sociedades son relativamente abiertas... si vas bien colocado o con dinero». Este bañezano habla de la inseguridad que se vive en Venezuela, de que son colectivos volcados en su futuro y en el objetivo de poder formar una familia, comprar casas, coches o viajar, así como del fervor católico de sus gentes. Un repaso desde su experiencia que concluye con una funesta realidad: «No sé por qué, pero es creciente el número de jóvenes españoles, bastante preparados, que han decidido instalarse definitivamente en estos países».

¿Y difieren mucho sus hábitos de los nuestros? Aunque nos unan las raíces latinas, Fernández de Mata asegura que la vida allí poco se le parece. «No existe el callejeo debido a los tórridos climas con temperaturas entre los 16 y 35 grados centígrados y una humedad que en ocasiones alcanza el 90%, por lo que resulta imposible caminar. Es como una sauna permanente, de ahí que el uso del aire acondicionado a 16 grados impacte mucho a los españoles», asevera.

Respecto a los horarios, «es España la que va al revés del mundo», bromea y explica que allí «se levantan sobre las cuatro o cinco de la madrugada y comienzan el día con un desayuno verdaderamente copioso con carne mechada, arepas y zumos. La cena es prácticamente inexistente y antes de las nueve y media ya se han ido a dormir». Como sorprendente, «las cantidades de cerveza que consumen, algo que impresiona incluso a los españoles», observa este leonés, quien comenta que «mi hermano ya me dice que de tanto viajar tengo el síndrome de Ulises. A veces al levantarme no sé dónde estoy y uno acaba buscando lejos lo que, en realidad, tiene al alcance de la mano», reflexiona. «Ahora ya ha llegado el momento de ir recogiéndose».

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